miércoles, 16 de mayo de 2012

¡La fiebre no es un enemigo que debamos combatir!


Ayer, hojeando por enésima vez el libro 'Cómo criar un hijo sano... a pesar de su médico' del Dr. Robert S. Mendelsohn (y cuyo título me inspiró para este blog), releí las primeras frases del capítulo VII:

"¿Se preocupa usted cuando su chico tiene fiebre y en esta instancia, se precipita al teléfono para que lo sepa enseguida el doctor? Muchos padres lo hacen, porque los profesionales médicos -doctores y enfermeras- les han hecho creer que todas las fiebres son peligrosas".

Sí, siempre hemos pensado, o nos han hecho pensar, que la fiebre es algo que debamos combatir porque resulta un peligro para la salud de nuestros hijos. Y nada más lejos de la realidad. La fiebre es un estado que el cuerpo necesita para poder combatir virus, bacterias y demás microorganismos, no es ni una enfermedad ni un enemigo; es un síntoma de que el sistema defensivo está funcionando correctamente y no debemos combatirla a menos de que existan síntomas asociados como intranquilidad extrema, una conducta anormal (no típica en el niño) o aspecto gravemente enfermo, dificultad respiratoria, vómitos, tos persistente o si la fiebre dura más de tres días (¡sí, los niños pueden soportar una fiebre moderadamente alta durante tres días sin problema!).

Los medicamentos que solemos utilizar para aliviar o bajar la fiebre (aspirina infantil, Apiretal, Dalsy, etc., todos ellos a base de paracetamol, ibuprofeno y ácido acetilsalicílico) interfieren en los mecanismos defensivos del cuerpo, frenando su acción y evitando, a la larga, una respuesta adecuada ante cualquier enfermedad (lo que hará que el niño, y después adulto, dependa siempre de los medicamentos porque sus defensas no han aprendido a combatir); y los antibióticos, que aunque acortan el curso de una infección, a la larga tienen más riesgos que beneficios.


¿Qué podemos hacer, pues, en caso de fiebre? Si la fiebre es muy alta y esto nos preocupa....
  • Se pueden utilizar compresas o paños humedecidos con agua tibia (no hace falta que sea muy fría o helada ya que el cuerpo no reacciona ante el frío, sino por evaporación. Tampoco utilizar alcohol), en la frente y en la nuca. Cambiarlas cuando se hayan calentado. Si no son suficientes, se pueden colocar más en los tobillos y en las muñecas o bañarlo en agua tibia (nunca fría)
  • Se puede hacer lo mismo con hojas de col, las más verdes.

Sal nº 3 Ferrum phosphoricum
  • Las sales de Schüssler son también un remedio muy efectivo: para fiebres de más de 39ºC la sal nº 5 Kalium phosphoricum es la más adecuada, y para fiebres de menos de 39ºC utilizaremos la sal nº 3 Ferrum phosphoricum. En ambos casos, se trata de chupar un comprimido, hasta que se disuelva en la boca, cada 15 minutos, e ir espaciando las tomas según vaya bajando la fiebre (en el caso de la sal nº 5 la cambiaremos por la sal nº 3 cuando la fiebre baje de los 39ºC). Es posible que la fiebre no baje más de 38ºC durante un tiempo, esto es debido a que el cuerpecito del niño necesita esta temperatura para combatir los virus, pero nunca será preocupante ya que estas sales de Schüssler provocan en el organismo una activación del sistema inmunológico, favoreciendo la autocuración.
Sauce blanco
  • Como no, algunas plantas medicinales en forma de infusión, gotas o comprimidos también pueden ser de gran ayuda: el sauce tiene propiedades analgésicas y antipiréticas (baja la fiebre); la verbena también ayuda a bajar la fiebre; el grosellero negro nos hace sudar más; el jengibre tiene propiedades antibacterianas y antivirales, a la vez que facilita la excreción de mucosidad; el tomillo es un potente antiséptico; y las hojas de menta aumentan el sudor y bajan la temperatura corporal. Puedes preguntar en tu herbolario más cercano por estas plantas o preparaciones específicas.
  • No abrigarle demasiado con mantas o ropa, ni tener la habitación a una temperatura muy elevada. Utilizar ropa de algodón que facilita la sudoración.
  • Y, por supuesto, es importante mantener el cuerpo bien hidratado, con mucha agua, zumos de frutas naturales, recién exprimidos y sin azúcar (manzana, zanahoria, etc.), suero, caldos, infusiones o lo que al niño o a la niña más le apetezca. ¡Ah! Evita los lácteos a toda costa, ya que producen más mucosidad e interfieren en el correcto funcionamiento del sistema defensivo y hormonal (entre otros aspectos que ahora no vienen al caso y que seguramente algún día explicaré).
 
Los zumos de frutas son importantes para mantenerle hidratado

Si aún así tienes dudas o te preocupa el bienestar de tu hijo, puedes consultar a un naturópata de confianza que conozca las sales de Schüssler u otras técnicas eficaces, a un homeópata o, por supuesto, acude a urgencias si tu hijo o tu hija presenta alguno de los síntomas que he descrito al principio.

martes, 8 de mayo de 2012

¿Cómo se alimentan los niños?

Dados los problemas de obesidad y de salud que se dan hoy en día en niños y que se acerca el Día Nacional de la Nutrición (el próximo 28 de mayo), con el lema 'Enseñar a comer es enseñar a crecer' (que encuentro muy acertado, por cierto), he creído oportuno empezar hablando sobre la alimentación de los más peques. 

Tener un hijo es una de las experiencias más hermosas y apasionantes de la vida (para muchos, claro). Y su salud es una de nuestras grandes preocupaciones. Tener buena salud es lo que más deseamos, para nosotros mismos y para las personas que queremos. Aunque influyen la constitución y la herencia genética, los factores emocionales y la educación, la alimentación es uno de los aspectos importantes a tener en cuenta. La alimentación es la base necesaria para el buen desarrollo físico, psíquico y social de los niños.

Una buena nutrición y una buena salud están directamente conectadas a través del tiempo de vida, pero la infancia es el periodo más importante debido al gran desarrollo físico-psico-emocional del niño. También lo es la alimentación de la madre durante el embarazo. Es importante revisar la alimentación de la mujer embarazada y asegurarse que aporta los nutrientes más necesarios para esta etapa (proteínas, hierro, calcio, ácidos grasos insaturados -los famosos omega 3 y omega 6-, etc.) favoreciendo así un óptimo desarrollo del feto. También el tipo de leche que tome el recién nacido influirá en su futura salud y calidad de vida: no es lo mismo la leche materna que la leche maternizada, y dentro de este último grupo es importante saber elegir la más adecuada para el bebé.

Dar una alimentación saludable a los hijos les ayudará a que tengan mejor rendimiento escolar, crezcan más sanos y adquieran más fácilmente unas pautas saludables que les acompañen durante toda la vida.

Como padres y tutores, tenemos la oportunidad de dar a nuestros hijos una educación para que en el futuro tomen unas decisiones en su estilo de vida que favorezcan su salud y su bienestar. La alimentación no lo es todo, pero si una buena base para ello.

¡Cuidado con las 'chuches'!
Cada vez es más habitual recurrir a productos de bollería (ricos en grasas trans o hidrogenadas, grasas saturadas y azúcar), las galletas (más de lo mismo), los yogures de mil sabores y colores (llenos de colorantes y azúcar), las 'deliciosas' chuches, la comida preparada y congelada (¡cuidado con los "potitos"!), las películas de dibujos animados y los juegos de ordenador para satisfacer a nuestros hijos después de un duro día de trabajo o para no escuchar sus quejas. Pero también es cada vez más habitual observar que muchos niños padecen patologías de personas mayores o poco frecuentes para su edad: obesidad, hipertensión, colesterol, problemas cardiovasculares, problemas de hiperactividad y concentración, alteraciones psicológicas, cáncer, enfermedades respiratorias, etc. Y es necesario que comprendamos que la educación que reciben los niños y jóvenes en materia nutricional es vital no sólo para prevenir graves problemas en el presente sino también cuando sean adultos.

Se puede decir que los hábitos alimentarios en los niños y jóvenes se caracterizan hoy por un excesivo consumo de carnes, azúcares y harinas refinados, productos lácteos y grasas saturadas, en detrimento de frutas, verduras y hortalizas, cereales completos, legumbres y grasas insaturadas. El tipo de alimentos que consumen hoy en día los niños son calorías “vacías”, es decir, aportan energía pero no aportan nutrientes necesarios para su correcto crecimiento y desarrollo.

Prepara verduras y hortalizas de forma original


Por ello, es importante saber como se alimentan nuestros hijos, desde el embarazo, cuáles son sus necesidades nutricionales y gracias a que alimentos podemos satisfacerlas.

“¡Regálale salud a tu hijo!”






En breve, más posts sobre alimentación, alimentos y salud, aunque siempre puedes consultar algunos libros, artículos de interés, a un profesional, a amigos y amigas que sí tienen en cuenta la educación nutricional de sus hijos, o hacer algún curso sobre alimentación infantil.

miércoles, 25 de abril de 2012

¡Y por fin llegó el momento! Llevo tiempo queriendo arrancar este pequeño proyecto sobre algo que me apasiona: los niños, su bienestar y las terapias naturales.


En este blog pretendo unirlo todo y hablar sobre salud infantil desde una perspectiva 'natural', teniendo en cuenta que los sistemas de autorregulación en los niños son muy potentes y qué técnicas naturales podemos utilizar para potenciarlos cuando su estado de salud se altera, o sea, cuando se ponen enfermos.
Escribiré sobre la importancia de la alimentación durante el crecimiento y desarrollo, sobre algunos remedios efectivos, sobre las flores de Bach y su aplicación en los más pequeños, sobre las enfermedades infantiles, sobre artículos y publicaciones de interés, etc. 

¡Espero que te guste y que lo disfrutes!